Dos perfiles de nuevos emprendedores se presentan en el podium. El primero de ellos, caracterizado por el temor, suele apegarse a su trabajo convirtiendo esta actitud en uno de sus principales fantasmas: el miedo a quedarse sin trabajo, a fracasar y a no poder responder por sus responsabilidades. El segundo es una especie de emprendedor arriesgado, confiado en lo que puede hacer y dispuesto a entregar todo a la hora de defender su idea de negocio.
No hay ninguna razón válida para exponer cuál de los dos puede ser más emprendedor o mejor que el otro, la confianza del segundo no garantiza el triunfo sobre el primero y el temor del primero no es un certificado de que se lleve cargada una cruz. Estos dos comportamientos son solo una muestra de los matices y de las reacciones que puede tener un empleado a la hora de convertirse en emprendedor.
Frente a esta situación no existe una verdad definitiva y los estudiosos del tema del emprendimiento, desde la psicología, reconocen que es una disciplina en la que países como el nuestro aún están incursionando. Se reconoce un fuerte trabajo en España y en los Estados Unidos.
Este es un recorrido por algunos de los diferentes perfiles que pueden encontrarse entre los emprendedores y la visión del mundo frente a ellos.“Me da miedo dejar el trabajo”Es natural que un empleado tenga miedo a dejar su empleo y empezar a montar su propia empresa. Esta clase de actitudes son analizadas por Robinson Cardona Cano, estudiante en proceso de graduación de Psicología y acompañante constante en esta área dentro del Parque del Emprendimiento.Cuando a Robinson se le pregunta por las reacciones desde el punto de vista psicológico que puede tener un empleado a la hora de convertirse en emprendedor, él responde: “Básicamente uno parte del plan de vida que una persona ha de tener, y hay personas que por plan de vida y por condición se visualizan dentro de una organización empresarial. Uno dice que es una persona que tiende a tener una estabilidad organizativa, que no le gustan los cambios y que no le gusta asumir riesgos, que prefiere tener el sueldo mensual. Ese es un empleado claramente, una opción de vida respetable.
La otra opción de vida es la del emprendedor. En la Cámara de Comercio de Navarra, por ejemplo, hablan de cuatro tipos de personas que pueden llegar a ser emprendedoras. Una que es por vocación, que desde que nace quiere ser autónomo e independiente y hacer que las cosas sucedan. Esto implica ser una persona más proactiva que reactiva ante los cambios que el medio le ofrece.Un segundo perfil es el de las personas que heredan las cosas. Por ejemplo, cuando un hijo hereda la empresa de su padre y comienza a hacerle cambios. Este puede considerarse un tipo de emprendedor.
El tercero tiene que ver con los emprendedores que son forzados y que por una condición existente en el medio es obligado a ser emprendedor; por ejemplo, cuando hay una dificultad económica.
El último es el emprendedor que más busca la gente: el emprendedor apasionado, el que siempre está buscando hacer cosas y generar ideas en las cosas que le apasionan.Sin embargo, vale la pena anotar que una persona no es solo emprendedora cuando crea una empresa, sino que puede ser emprendedora para su propia vida, para su carrera, para su empresa”.
¿El emprendedor nace o se hace?Esta es una de las preguntas que ha sido más recurrente dentro del campo investigativo psicosocial de la cultura emprendedora. Esther Torres, según un texto de Euskal Herriko Unibertsitatea, de la Universidad del País Vasco, expresa que “el emprendedor nace y se hace”, apoyándose en que “el emprendedor reúne innovación y progreso”, aspectos que pueden ser naturales dentro de la configuración personal de un ser humano, pero que también pueden desarrollarse en un país que le apunte al desarrollo sostenible y a la cultura emprendedora.Esto se resume en una asociación directa entre la creación de nuevas empresas y el desarrollo de la economía.
Un pensamiento similar al de Esther Torres es expuesto por Robinson Cardona, quien expresa que “uno nace con unas potencialidades y que son los contextos y las situaciones sociales las que se encargan de moldearlo”.En la mayoría de las ocasiones, estos perfiles suelen definirse desde unas competencias. Un emprendedor necesita del entorno y siempre está leyendo el entorno para formar sus ideas emprendedoras. Cuando un emprendedor se arriesga a emprender hay que tener en cuenta el aspecto familiar, profesional, personal, leer todo el entorno de la persona que se está arriesgando a crear empresa.
Recomendaciones para vencer el temorCuenta Robinson que anteriormente no era muy recurrente hablar de la parte psicológica de un emprendedor y que las instituciones dedicadas a apoyar el proceso creativo y formal de los emprendedores sólo se dedicaban a la parte técnica.Ahora, tras unos años de estudio, se ha visto la necesidad de trabajar con el emprendedor y todos sus entornos, con el fin de contribuir a que la decisión que está tomando el emprendedor sea una decisión correcta.
Entre las recomendaciones que deja Robinson Cardona a emprendedores e instituciones dedicadas a promover la cultura emprendedora, se encuentra la vinculación de los entornos familiares y el acompañamiento del personal especializado en todos estos medios.Por este motivo es importante trabajar un plan de vida, que no sea solo el plan de negocios o el plan de empresa, sino también una guía, una carta de navegación que le permita al emprendedor saber qué es lo que quiere y para dónde va desde el entorno personal.También es importante recordar que no hay un perfil emprendedor único sino una suma de habilidades y cualidades que terminan triunfando por encima de cualquier temor.